La densidad de robots en la industria automotriz de USA alcanzó un nuevo récord de 1.287 unidades instaladas por cada 10.000 empleados. USA ocupa el séptimo lugar a nivel mundial. La densidad es similar a la de Alemania (1311 unidades) y Japón (1248 unidades). China ocupa el duodécimo lugar con 938 unidades.
“La automatización es la clave no solo para la recuperación posterior a una pandemia, sino también para el crecimiento y el progreso posteriores a la pandemia”, dice Milton Guerry, presidente de la Federación Internacional de Robótica. “En el repunte posterior a la crisis financiera de 2008, empresas como General Motors, Ford, Fiat-Chrysler y Tesla invirtieron mucho en robótica y automatización. Como resultado, se crearon miles de nuevos puestos de trabajo dentro de la industria automotriz. Tantos años y avances tecnológicos después, tenemos la oportunidad de aprender de esta historia de éxito y emerger aún más fuertes que antes ".
ROBOTS Y PANDEMIA 2020
La pandemia de COVID-19 disparó las ventas de robots en el mundo. Puede que esta pandemia marque el comienzo oficial de la era de la automatización.
Nuevos datos de la Federación Internacional de Robótica (IFR) con sede en Frankfurt, Alemania, muestran que las compras estadounidenses de robots industriales alcanzaron un récord histórico en 2020.
A pesar de la recesión económica, las ventas de robots industriales aumentaron un 7 % en USA el 2020, dice la Federación. Eso incluyó un aumento del 72 % en robots para hospitales y farmacias, y un aumento del 60 %en robots para empresas de alimentos.
Un estudio de la consultora Gartner estima que las ventas de software para robots crecerán en un 20 % el 2021 y seguirán creciendo a tasas de dos dígitos en los próximos tres años.
Los robots van a reemplazar a cada vez más trabajadores porque son cada día más baratos, y más inteligentes. Pero ahora, hay varias razones adicionales por las que aumentará el uso de los robots.
1) Muchas empresas empezaron a usar robots durante la pandemia para reemplazar a sus trabajadores ausentes, o para reducir el riesgo de infecciones. Los robots no se contagian de coronavirus, no necesitan estar sentados a dos metros de distancia, y trabajan las 24 horas del día. Además, no se toman vacaciones, ni piden aumentos de sueldo.
2) la pandemia de COVID-19 hizo que muchas empresas tomaran conciencia de la fragilidad de sus cadenas de suministros. Muchas empresas decidieron depender menos de sus importaciones de China, y algunas comenzaron a producir en casa con fábricas parcial o totalmente automatizadas.
3) la pandemia de COVID-19 le dio a las empresas multinacionales una pausa para repensar sus estrategias a largo plazo, y muchas decidieron trasladar parte de su producción a robots.
La creciente automatización del trabajo acelerará la eliminación de muchos trabajos, incluyendo muchos trabajadores manufactureros, cajeros en los supermercados y vendedores.
Por eso es más importante qie, nos concentremos en re-capacitar a millones de trabajadores y que mejoremos drásticamente los estándares educativos. Y como individuos, será crucial que estudiemos de por vida, ya sea para actualizarnos o para re-inventarnos.
Históricamente la tecnología siempre ha producido más empleos de los que ha eliminado. Pero la transición a una sociedad automatizada será traumática. En el mundo post-COVID 19, los robots estarán en todas partes, y el que no se prepare para vivir con ellos se va a quedar atrás.
ANTECEDENTES
El editor de The Economist, Ryan Avent, ha advertido de los peligros (y oportunidades) de que la tecnología reduzca la jornada laboral, por la sustitución masiva de puestos de trabajo por robots. "La mayor parte de las personas en cincuenta años no trabajará", defiende Avent en una entrevista en Madrid, para advertir de las consecuencias que ello puede tener en un aumento de la desigualdad entre una élite de trabajadores altamente remunerados y el resto de la sociedad, lo que alienta el surgimiento de populismos. He aquí un resumen de las principales conclusiones:
Los robots se encargarán de los trabajos más rutinarios. La robótica avanza a tal velocidad que va a permitir reemplazar cada vez más trabajadores en todos los sectores. La tecnología seguirá beneficiando a los más cualificados. Pero en diez años será menos predecible porque la inteligencia de los robots será más poderosa y menos trabajos estarán a salvo. Puede que los robots desarrollen técnicas conversacionales, identifiquen patrones y sustituyan a terapeutas o contadores.
Es posible que la mayor parte de la gente esté desempleada en 50 años. Un estudio de la Universidad de Oxford dice que un 47% de los empleos será desempeñado por robots en unas décadas. La mejor forma de adaptarse a la robotización es facilitar el trabajar menos horas.
El Estado de bienestar cada vez tendrá más importancia para repartir la riqueza. El gran debate que debemos afrontar es qué forma adoptará esta redistribución y cómo podemos negociar el contrato social. Porque es posible que estemos en un mundo en el que haya gente que nunca sepa lo que es trabajar y haya otra parte de la población que lo haga para beneficio del resto. Esto puede parecer injusto. Para hacer que este sistema funcione tenemos que cambiar el rol del Estado y cómo lo pensamos. La Revolución industrial supuso un cambio profundo en nuestras sociedades que provocó respuestas que ni imaginábamos: impuestos más altos de lo que había, un Estado regulador... Ahora ocurre algo parecido, hay un cambio tecnológico tan abrupto que debemos cambiar la forma en que pensamos ciertos conceptos básicos de nuestra organización social.
Aumentará la desigualdad entre regiones ricas y pobres. La robotización perjudicará más a los países en desarrollo. En los últimos años la tecnología ha sido positiva para los emergentes: les ha permitido crecer muy rápido y expandir la globalización. Pero la robotización hará menos rentable para las empresas trasladarse a economías en desarrollo porque los robots abaratarán los costes. En los últimos quince años ha habido un aumento del desarrollo en estos países, mientras en los países desarrollados se estancaba el empleo o se perdía, en parte por la robotización al estar más industrializados. Esto se detendrá. ¿Cuáles serán los efectos? Más emigración a los países desarrollados.
Populismo. Las amenazas contra la democracia cada vez tienen más poder. La cuestión es cómo construir soluciones que ayuden a la población a superar los cambios y adaptarse a ellos. Eso se logra con más igualdad, esfuerzos para no perder poder adquisitivo y mejorar la calidad del empleo. Al mismo tiempo ello también puede hacer que la población prefiera cerrar sus fronteras. Por ejemplo, si en Europa se aprueba una renta básica, los ciudadanos podrían aumentar su apoyo a cerrar las fronteras para evitar que otros se beneficien de ello. Es por esto que debemos cambiar la forma de pensar. Tenemos la responsabilidad de compartir la riqueza que proporcionan las nuevas tecnologías. Si no lo hacemos, tendremos una crisis humanitaria enorme.
Bill Gates ha propuesto que los robots paguen impuestos, pero esto puede llevar al error de que con impuestos a los robots se pueda frenar la modernización tecnológica que no implique la destrucción de puestos de trabajo. Los políticos se deben preguntar: ¿quién recibe más beneficios y cómo podemos ayudar a redistribuir esta riqueza de la forma más justa sin que perjudique a la inversión y al crecimiento?
No hay comentarios:
Publicar un comentario