Los costos de sus unidades de batería redox de vanadio, que pueden descargar energía durante cuatro horas, disminuirán de US$ 300 por kilovatios-hora a US$150, según el presidente de la compañía, Stefan Schauss. Las baterías con ocho horas de duración caerán de US$ 200 a US$ 100, aseguró.
Los proveedores de servicios públicos y energía renovable buscan cada vez más almacenar energía eólica y solar intermitente. De acuerdo con Bloomberg NEF, se requerirá una inversión de aproximadamente US$ 620,000 millones para satisfacer las necesidades globales de almacenamiento de energía, que aumentarán a 942 gigavatios acumulativos para 2040.
"El mercado de almacenamiento de energía estacionaria se encuentra en un punto de inflexión", dijo Schauss, y agregó que los usuarios prefieren cada vez más el almacenamiento con una duración mayor. Si se combina con la caída en los costos de las baterías de flujo, "las baterías de litio pueden tener dificultades para competir".
Las baterías de iones de litio siguen siendo hasta ahora la tecnología preferida para el almacenamiento, tanto a escala de servicios públicos como de los contadores, de acuerdo con Bloomberg NEF. Pero las compañías de baterías redox de vanadio han prometido reducciones de costos significativas, en comparación con sus competidores de iones de litio, afirmó el analista de BNEF Logan Goldie-Scot en un correo electrónico aparte.
PROYECTO MFreeB
El Proyecto MFreeB (Membrane-Free Redox Flow Batteries) propone una batería de flujo disruptiva, versátil y escalable en la cual los pares de vanadio actualmente usados son reemplazados por moléculas orgánicas baratas y medioambientalmente amigables y en la que la problemática membrana de cambio iónico que sirve de separador de los electrolitos es eliminada por completo debido al desarrollo de electrolitos redox inmiscibles. En el desarrollo de esta tecnología, que constituye un cambio de paradigma en el almacenamiento energético, jugarán un papel relevante nuevos aspectos termodinámicos, fluidodinámicos e ingenieriles nunca considerados anteriormente en el almacenamiento energético.
Una de las principales barreras para la implantación de un sistema energético basado en acoplar la generación de fuentes renovables y la infraestructura de distribución energética es la necesidad de realizar grandes inversiones. Las baterías de flujo sin membrana que utilicen pares orgánicos pueden facilitar la reducción de los costes de capital por debajo del umbral establecido por el Departamento de Energía norteamericano, US DoE, de 150 $/kWh, porque evitan el coste de las membranas, permiten utilizar compuestos orgánicos económicos y no precisan costosos materiales que aguanten ambientes altamente corrosivos. Además, las baterías de flujo sin membranas no requieren la limpieza y sustitución de las membranas ni la sustitución o tratamiento del electrolito a causa del inevitable paso a su través por uso prolongado, lo que hace más sencillos su operación y el mantenimiento, permitiendo su uso doméstico. Considerando estas características, las baterías propuestas en este proyecto de investigación pueden impulsar el mercado de baterías de flujo para el almacenamiento estacionario de energía.
El proyecto que ha obtenido esta prestigiosa subvención tiene una duración de 5 años y un presupuesto total de 2 millones de euros. El Consejo Europeo de Investigación en 2016 ha evaluado 2.274 propuestas de investigación, seleccionando para su subvención 314 (13,8%), de ellas 24 españolas, siendo el 28% solicitadas por mujeres.
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